⚠ El trauma y la epidemia silenciosa: lesiones asociadas al tránsito vehicular
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Por Gustavo R. Piñero | Especialista en Emergencias y Terapia Intensiva
Habitualmente hay una tendencia a utilizar palabras como sinónimos o equivalentes, pero que conceptualmente difieren sustancialmente. Así, vemos diariamente el uso de las palabras “accidentes de tránsito” para describir los “siniestros viales” que día a día aquejan a nuestra sociedad.
Cuando se habla de accidente se está haciendo referencia a un hecho fortuito, azaroso, una situación incapaz de prevenirse o controlar. Sin embargo y en la senda opuesta, se encuentra la palabra siniestro o incidente: hecho previsible, evitable y controlable.
Por esta razón, la mayoría de los eventos que suceden en calles y rutas se consideran siniestros, ya que por lo general se podrían haber evitado, sobre todo porque aproximadamente el 80 % involucra un error humano voluntario o involuntario.
Los siniestros viales desde el punto de vista sanitario son causantes de lo que llamamos enfermedad “trauma”, la cual es definida como un daño intencional o no intencional producido al organismo debido a su brusca exposición a fuentes o concentraciones de energía mecánica, química, térmica, eléctrica o radiante que sobrepasan el margen de tolerancia del cuerpo humano.
La enfermedad trauma es la responsable de la tercera causa de muerte cuando se consideran todos los grupos etarios, la primera causa de muerte entre 1 y 45 años y la responsable de 3 de cada 4 muertes en niños. Sumado a la mortalidad y los costes sanitarios generados, existe una enormidad de costos ocultos de la enfermedad trauma asociados a la cantidad de años potencialmente perdidos en un grupo social laboralmente activo, dado que los grupos jóvenes son los más afectados.
A pesar de todo esto, el trauma es considerado la “enfermedad socialmente negada de los tiempos modernos”, aquella que llama la atención mediática en el momento del incidente cayendo posteriormente en el olvido y la soledad. Solo aquellos directa o indirectamente afectados, como las familias, pueden dar cuenta del verdadero impacto social, económico y afectivo que provoca la enfermedad trauma.
Más de 5 millones de personas fallecen cada año debido a lesiones en el mundo, lo que representa aproximadamente el 10 % de la mortalidad global. El 90 % de las muertes asociadas a colisiones vehiculares ocurre en países de ingresos medianos y bajos, aunque llamativamente estos países solo tienen el 53 % de los vehículos registrados en el mundo. Esto marca también una connotación social de la enfermedad trauma.
A nivel mundial, el trauma se asocia con un costo anual económico de aproximadamente 670.000 millones de dólares en gastos médicos directos y pérdida de la productividad laboral. En el caso de los incidentes viales alrededor de 1,2 millones de personas mueren anualmente por este motivo y un adicional de entre 20 y 50 millones sobreviven, pero sufren discapacidades desde leves a graves, con costos globales estimados en alrededor de 160.000 millones de dólares anuales.
En 2002 una de las revistas médicas más prestigiosas definió a la enfermedad trauma por lesiones vehiculares como una verdadera “Guerra en las calles”. Sin embargo, como sociedad todavía no hemos asumido la magnitud del problema y seguimos discutiendo leyes como “alcohol cero al volante”, de probada efectividad en todo el mundo.
⚠🏍 Datos de Argentina
En nuestro país, las muertes diarias asociadas a siniestros viales varían según las fuentes consultadas, pero ambas muestran cifras inaceptablemente altas, lo cual nos pone entre los países de Latinoamérica de mayor inseguridad vial:
Si bien en los últimos años hay un descenso de las cifras, todavía hay mucho camino por recorrer en la cultura de la seguridad vial.
El 42 % de los afectados tiene entre 15 y 34 años, y 8 de cada 10 pertenecen al sexo masculino. Las motos son un grupo de especial atención dado que 4 de cada 10 siniestros (año 2021) involucra este tipo de vehículo que llamativamente solo representa el 34 % del parque vehicular de todo el país, pero llegando a superar el 50 % del parque automotor en el noroeste y noreste de nuestro país.
Otro dato preocupante es que en los incidentes que involucran motos el 50 % fallece, debido muchas veces al no uso del casco o al uso de cascos de mala calidad.
👉 Debemos reflexionar como sociedad tratando de imaginar la magnitud de esta verdadera epidemia, y no solo visualizarla en los portales de noticias como “el accidente de cada día”.
👉 Debemos entender que en nuestro país tenemos miles de muertes y discapacidades evitables con programas serios, multidisciplinarios, que involucren todos los grupos técnicos e interesados en modificar esta triste realidad.
😔 Cifras que duelen
En la tabla siguiente se muestran hechos dolorosos en nuestra historia como país y su comparación con la problemática de la seguridad vial:
¿Cuántos muertos y lesionados graves estamos dispuestos a asumir como sociedad, antes de parar esta epidemia silenciosa que nos arrebata las generaciones más jóvenes?
Comprender que los mal llamados accidentes tienen causas que pueden ser evitadas equivale a dar un gran paso en la implementación de medidas destinadas a:
evitar que se produzcan nuevos hechos traumáticos (prevención primaria);
asegurar que si ocurren, la persona se encuentre protegida para disminuir así la severidad de las lesiones o la mortalidad (prevención secundaria);
producida la lesión, que la persona lesionada reciba una atención precoz, adecuada, equitativa y eficiente para permitir que se reintegre a la sociedad con el menor número de secuelas físicas y funcionales.
✍️ Sobre el autor
El doctor Gustavo R. Piñero (MP 1645) es especialista jerarquizado en Emergencias y Terapia Intensiva.
También, profesor adjunto de Medicina Crítica y Emergencias Departamento de Ciencias de la Salud UNS y director de Atención Hospitalaria en el Municipal.
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