🗑♻️ Nuestra basura: un problema que se queda y es de todos
Otra edición de “Voces”, el espacio de 8000 para que se hagan sentir distintos referentes y especialistas de nuestra Bahía.
Por Natalia Pitton / Ecologista, integrante de la Subsecretaría de Gestión Ambiental
Pocos temas hay tan importantes a los que los bahienses prestamos tan poca atención: nuestra basura, que es un misterio para gran parte de nuestra comunidad.
Cuando generamos basura, normalmente la ponemos en una bolsa, la sacamos a la calle (no siempre en el canasto correspondiente) y simplemente, ¡magia! Desaparece al día siguiente.
Si por cualquier motivo no desapareció al día siguiente, algunos tomarán las bolsas y las pondrán en un canasto ajeno; otros, la empujarán hacia alguna esquina donde ya no se vea (al menos, no frente a sus casas); y otros (los peores), arrojarán sus desechos en algún descampado o espacio verde, y problema solucionado...
🤔 ¿Problema solucionado?
Hay una percepción muy equivocada respecto a la basura que generamos y es que si no la vemos, ya no existe. Por supuesto, esto es completamente falso y es el gran problema a nivel mundial que estamos padeciendo.
La basura no se va a ningún lado. La basura queda donde se la arroja, o vuela, o flota, pero se queda. Incluso si se la quema, sus restos continúan en el aire, acumulándose en la atmósfera y en los pulmones de los vecinos y transeúntes.
Este es el gran paradigma que todos los ciudadanos debemos comprender: no hay ningún lugar adonde vaya la basura; se queda, siempre, en nuestro territorio, en nuestro aire, en nuestras aguas, en nuestro cuerpo.
Lo único que podemos hacer para evitar la basura es reducir nuestro consumo, reutilizar, reciclar, compostar, para que los residuos reutilizables vuelvan al circuito natural o de producción y no se generen desechos nuevos.
Y en cuanto a los residuos restantes que no podemos recuperar, darles siempre una buena y correcta disposición final.
Cuando llegamos a comprender que todo lo que desechamos se queda, se acumula y repercute en nosotros tarde o temprano, se disparan ciertas alarmas. ¿Y ahora?
Miramos a las grandes empresas y países desarrollados, principales generadores de contaminación, como causantes de todos los males que padecemos. Sin embargo, aunque les cabe una gran responsabilidad en el cuidado del medio ambiente, como habitantes de este planeta no podemos dejar pasar el enorme peso de nuestra conducta individual diaria respecto a la basura que generamos.
No si tenemos en cuenta que somos 7 mil millones de personas en el planeta cada día con hábitos de consumo y desecho mayoritariamente inconsciente a nivel ambiental. Y unos 300.000 en Bahía Blanca, generando aproximadamente 500 toneladas de desperdicios por día que no siempre terminan en el lugar adecuado.
🚛 ¿Y a dónde va nuestra basura?
Nuestra ciudad es una de las pocas en la provincia que cuenta con un sistema de ingeniería de alta complejidad para compactar y asegurar los residuos de forma que queden, por así decirlo, “encapsulados” bajo tierra, y no generen mayores riesgos a la salud ni al medio ambiente.
Este espacio es el relleno sanitario, ubicado en el kilómetro 14 de la ex ruta 229, ex camino a Punta Alta. Sin embargo, a pesar de su capacidad técnica y tecnológica, no deja de ser el lugar donde enterramos nuestros desperdicios y pronto tendremos que buscar uno nuevo ya que está llegando a su capacidad total.
Es decir, lo que tiramos queda igual, pero bajo nuestros pies.
👀 ¿Qué pasa con la basura a cielo abierto?
Cuando la basura queda tirada en cualquier parte, como en todo proceso de descomposición, comienza a liberar rápida o lentamente distintos tipos de sustancias, elementos y gases, filtrándose en los suelos, accediendo a las napas, liberando metano y dióxido de carbono en el aire, atrayendo plagas y generando focos de contaminación y enfermedades. Tanto peor si se quema como si se libera en corrientes de agua.
Esto no sólo cuenta para los basurales a cielo abierto sino también para la basura que tiramos al paso en espacios verdes, veredas, o vuela hacia el alcantarillado llegando al mar; lo mismo para los líquidos que desechamos incorrectamente por los inodoros o las cloacas en nuestros hogares.
Sin querer, muchas veces, estamos generando un gran mal a nuestro ambiente, por indiferencia o desconocimiento.
🤷♀️ Pero entonces, ¿qué hacemos?
Lo primero que debemos entender es que todos somos consumidores, y, por lo tanto, generadores de residuos. Ninguno es la excepción.
👉 Mejorar nuestra forma de consumo es el principio del cambio: como consumidores podemos marcar tendencias de mercado ya que los productos responden al interés del comprador.
Si rechazamos productos que generan muchos residuos, como por ejemplo, embalaje excesivo, el mercado cambiará. Nadie quiere vender algo que nadie compra.
Es algo tan simple como no aceptar las bolsas plásticas de los comercios cuando lo que nos dan cabe fácilmente en nuestras manos, mochila o bolsa de tela. Viene asociado a una palabra clave: rechazar. Rechazar todo aquello que es innecesario, para evitar así, el desperdicio de materiales. ¿Cuántos elementos están de más en nuestras compras diarias?
👉 En segundo lugar, no todo lo que tiramos es basura.
Dentro de nuestros residuos, hay muchos que pueden reutilizarse. Entre ellos encontramos los reciclables como papel, cartón, plásticos de todo tipo, vidrio, tetrapack, aluminio y metales varios, telgopor, etc.
Si estos materiales son separados en nuestros hogares (en lo que se llama separación en origen) y llevados a reciclar, se transforman en nueva materia prima, evitando que se transformen en basura y que además haya que gastar energía para producir nuevos.
En nuestra ciudad existen varios puntos sustentables para llevarlos, limpios y secos, así como empresas privadas que los compran. También por algunos barrios pasa la recolección diferenciada por la puerta de las casas, llevándose todo lo reciclable una vez a la semana hacia las cooperativas de recicladores.
Averiguá dónde y cuándo en la web municipal.
👉 Finalmente, dentro de las prácticas simples que podemos hacer desde nuestras casas para reducir la basura que generamos, tenemos el compostaje.
Este proceso es fácil de realizar y puede hacerse con o sin disponibilidad de un patio de tierra. A través del compostaje, algunos restos vegetales como cáscaras de frutas y verduras, restos de yerba, café, cáscaras de huevo, se colocan en un recipiente, se combinan con hojas o pasto seco, y la propia naturaleza lo va transformando paulatinamente en tierra fértil o compost (abono natural).
En nuestra ciudad existen, además, composteras comunitarias, donde este proceso se realiza entre los vecinos del sector con mantenimiento del Municipio. El compost resultante se reparte entre los vecinos o se utiliza para fertilizar las plazas y huertas donde se encuentran ubicadas.
Podés encontrarlas y conocer más en bahia.gob/gestionambiental
♻ Aplicando estos tres pasos en nuestras vidas, vamos a notar como en poco tiempo se reduce drásticamente la basura que desechamos. Y lo mejor de todo es que tanto lo reciclado como lo compostado vuelve al circuito productivo y de la naturaleza sin generar impactos negativos.
Existen muchas más formas de cuidar el medio ambiente que podemos empezar a aplicar desde hoy. Algunas podés descubrir en el Manual de Buenas Prácticas.
Nuestra calidad de vida está condicionada por muchas aristas, pero la primera de ellas sin duda responde a las decisiones que cada uno de nosotros toma sobre ella. Decidamos entonces dar el paso hoy, con una vida más saludable y sustentable para nosotros y nuestras futuras generaciones. No cuesta nada, y aporta mucho.
¿Te sumás al cambio que todos queremos ver?
En 8000 ofrecemos un periodismo bahiense, independiente y relevante.
Y vos sos clave para que podamos brindar este servicio gratuito a todos.
Con algún cafecito de $ 150 nos ayudás un montón. También podés hacer un aporte mensual, vía PayPal o por Mercado Pago:
¡Gracias por bancarnos!
Y si querés saber más, acá te contamos quiénes somos, qué hacemos y por qué.